Teclea desde el sofá con pelos de gato,
dale un sorbo al té caliente que ya se ha enfriado.
Rózate lo labios con la yema de las manos,
retírate el pelo que te molesta mientras estas divagando.
Huele a almendras que saben que te harán daño,
por la ventana entra un sonido de escándalo.
Romantiza el estudio y las lagrimas de paso
y engrandece la ansiedad que te sigue aprisionando.
Intenta sacar ese 10 por el que te estas matando,
y olvídate de vivir el día
por titularte de inmediato.
¡Seré estúpida! Si ya no estoy en bachillerato,
¿pero cuánto tiempo ha pasado?
pero no he perdido el tiempo, ¿no?
solo he estado estudiando...
solo olvidé a que sabe el verano cuando la sal te esta rozando,
a que huele el otoño cuando las hojas están rezando,
que colores usa la primavera cuando se tiñe el campo
o cómo de fría esta la nieve que hiela todo mi vecindario.
Se me olvidó que un libro no siempre tiene encanto,
se me olvidó que la vida no se cuenta con gráficas y datos.
Se me olvidó por mi intento de captar lo contado,
que mi lienzo no estaba empezado
ni siquiera cuándo yo creía que ya había acabado.