lunes, 10 de julio de 2023

Paranoia pseudo-romantica

 No voy a negar que a veces te busco entre la gente, con miedo a verte y con deseo de hacerlo para saber al menos que sigues vivo. No voy a negar que 365 días por 2 me parece tiempo más que suficiente para desarrollar un sentimiento de amor. No te voy a negar que me da ansiedad ir por la calle porque creo que podrás cruzar cualquier esquina. No te voy a negar que querer saber de ti a veces me hace ser impulsiva y querer hablarte, aunque sea simplemente para saber cómo estas. Porque he sido 'madre' de un hombre mayor que yo, y mi instinto maternal me hace preocuparme por ti. No te voy a negar que a veces siento mi realidad como una ficción, como si estuviera de vacaciones, como si no tuviera consciencia de que ya no voy a verte al terminar el día. No te voy a negar que albergo en mi interior algo parecido a la melancolía, pero muchísimo, créeme, muchísimo más agrio y profundo. 


No me voy a negar que las pesadillas contigo no paran, que existe una lucha interna en mi entre el ello, el yo, y el superYo. Que a veces la cabeza me da vueltas y que al final tú sigues estando al final del pensamiento. Pero... esto es lo que llaman duelo. El duelo, la pelea, la lucha que consiste en aceptar que posiblemente sea otra la que roce tus labios, al igual que a mi me ha embriagado un muchacho que repetía millones de veces que no podría existir. Porque me negaba a pensarme y pensarte a ti sin mi, y porque romper estas creencias dañaban mi alma. Solo sé, que te he querido tanto que ahora el corazón late más despacio, como resacoso... 

Puedo tener una dualidad en mi, el dejarte ir y confiar en que lo que viene y esta es mejor. Y a lo mejor esto que siento no son resquicios de amor, sino de dependencia, de dolor, de abandono y de decepción. La persona en la que pienso cuando vienes a mi cabeza es alguien que dejó hace mucho tiempo de estar, porque quien me destrono de mi derecho de ser ni siquiera se te asemeja. Pero lo claro en ocasiones es doloroso. La claridad con las que tus palabras me apuñalaban era solo el principio de una escalera de actitudes que me hicieron sentir más allá de la insuficiencia. 

Y tu perdón, tan deseado por mi, dejó de tener peso en el momento en el que te dio igual concluir una historia ''feliz'' con un mensaje frívolo de ' No quiero estar más aquí'. Desde entonces no te he vuelto a ver, pero tampoco te he dejado de sentir. Porque mi cuerpo sigue tenso pensando en que voy a volverte a ver y mis tripas se van a revolver. Que mi pulso se va a acelerar, que se me va a olvidar respirar... pero no como en las películas románticas donde todo va cámara lenta, sino como un martir, que ve llegar su fin. Y aun asi, puedo decirte que te quiero, aunque haya tenido que elegirme esta vez a mi, porque si no lo hacia... no habría quien quisiera, quien temiera o a quien echasen de aqui. 


Y esta no es una carta de amor... ni siquiera se le parece. Esto solo es la sangre que me sigue supurando, el pus que no se quita del todo... el aliento entre cortado. Esta soy yo, intentando, recordar todo lo malo que he sentido para entender que no hubiera sido bueno seguir estando contigo.