1.- Dios:
término filosófico fundamental en el pensamiento cartesiano identificado con
aquella idea innata de una substancia infinita con la perfección como atributo
principal y que en el sistema cartesiano se convierte en el “garante” de la
verdad, de la evidencia, de la certeza; en definitiva, de la claridad y
distinción de todo el conocimiento humano.
2.- Precipitación: término con el que Descartes alude a uno de los dos errores cometidos habitualmente por algunos ingenios y que son corregidos con la aplicación rigurosa y metódica de las reglas que Descartes expone en la segunda parte de su obra “Discurso del método”.
3.- Prevención = Precipitación
4.- Conocimiento cierto: expresión cartesiana que hace referencia a aquel conocimiento humano evidente y verdadero caracterizado por su claridad y distinción. Un conocimiento tal que para Descartes nunca podría proceder de los sentidos y sí de la razón, que se convertiría así en el Tribunal capaz de garantizar la veracidad de nuestros conocimientos cuando operara deductiva y metódicamente, quedando en última instancia siempre garantizada por la bondad infinita de Dios.
5.- Verdadero método: expresión que Descartes utiliza para caracterizar aquel método de naturaleza deductiva que él propone en la segunda parte de su obra “Discurso del método” y que siendo una opción personal, usándolo adecuadamente evitaría la prevención y la precipitación, asegurándonos así la certeza indubitable de los conocimientos adquiridos.
6.- Clara y distintamente: expresión fundamental en el planteamiento epistemológico cartesiano con el que el autor hace referencia a aquellas dos cualidades necesarias para que nuestras ideas y conocimientos sean verdaderos. La claridad la entendería como aquella cualidad inherente a una idea cuando ésta se presente a una mente atenta sin dificultad alguna. Por su parte, la distinción se refiere a la necesidad de que tal idea se muestre a nuestra mente de modo diferente a otras evitando así cualquier confusión.
7.- Espíritu: término cartesiano con el que se designa aquella sustancia finita que sólo existe por el concurso ordinario de Dios, de naturaleza contingente y cuya esencia o naturaleza sólo reside en pensar. Nos referimos a la sustancia pensante o “res cogitans”, identificada por el áureo habitualmente por los términos alma, yo y razón.
8.- Razón = Espíritu
9.- Verdaderos (según el contenido del texto): cualidad de aquellos conocimientos o ideas que son ciertos y evidentes, pero donde deberíamos tener en cuenta dónde reside el fundamento u origen de la veracidad de tales conocimientos. Podríamos hablar, en primer lugar, de la tradición o podríamos hablar igualmente, en segundo lugar, del planteamiento cartesiano, en cuyo caso, tal veracidad se fundamentaría en la claridad y distinción de esos conocimientos.
10.- Opiniones: término con el que designa aquel conjunto de conocimientos e ideas carentes de validez, certeza y veracidad, que tienen su origen en el sentido común, en el uso de los sentidos no juzgados por el tribunal de la razón.
11.- Ciencias: término con el que el autor designa aquellas disciplinas que por aquella época, tradicionalmente, se consideraban paradigmas del conocimiento científico: las matemáticas y lógica. Ciencias cuyo conocimiento obtendría Descartes a raíz de su formación altamente escolástica en los años de permanencia en el colegio jesuita de la Flechè.
12.- Lógica, Álgebra y Geometría: ciencias o modelos paradigmáticos de conocimiento científico que contribuirían a la elaboración cartesiana de aquel método que nos asegurara fundamentar deductivamente la veracidad de nuestro conocimiento.
13.- Entendimiento = ingenio = (Razón, Espíritu y Alma). En este caso concreto, se añadiría los siguiente: término con el que concretamente el autor expresa la facultad de pensar (ya sea deductivamente como intuitivamente) de tal sustancia.
14.- Evidentemente = Clara y distintamente = Certeza = Verdadero
15.- Conocimiento verdadero = Conocimiento cierto = Indudable = Conocimiento = Conocer
16.- Yo /”Yo era” = Sustancia pensante = Espíritu
17.- Esencia = Ser = Naturaleza: término y expresión cartesiana con la que se designa el atributo principal que caracteriza a cada sustancia, proporcionándole no sólo aquello por lo cual esa sustancia es lo que es y distinta del resto de las sustancias, sino que al mismo tiempo, en su conocimiento reside la veracidad del mismo sobre tal sustancia. Serían tales esencias las que nos permitirían distinguir las dos sustancias afirmadas por Descartes: la substancia infinita (Dios) y las substancias finitas (alma y cuerpo).
18.- “Mí ser”: expresión cartesiana con la que el autor nos acerca al momento culmen en el cual el propio Descartes intuitivamente accede al principio de su filosofía: al conocimiento verdadero y evidente de su existencia como sujeto cuya naturaleza sólo reside en el hecho de pensar. En este sentido, con esta expresión nos acercamos al atributo de la “res cogitans” (el pensamiento) y en segundo lugar, como el propio Descartes afirmaría, al criterio de certeza de todos sus conocimientos: a saber, la claridad y distinción con la que ese dato intuitivo se le ha mostrado a su atento ingenio.
19.- Duda = Dudar: término fundamental en el planteamiento filosófico cartesiano y que tiene cabida en aquel método propuesto y adoptado por el autor como opción personal que se detalla en la segunda parte de su obra “Discurso el método”. Con la duda, no sólo nos podemos referir a aquella manifestación o modificación del pensamiento como atributo principal o esencia de la sustancia pensante, sino igualmente al acto racional que debe ser llevado a cabo en la primera fase de la aplicación del método antes citado con la intención de conseguir nuevos conocimientos deductivamente ciertos. Tal acto dubitativo se encuentra en la regla de la evidencia, donde se nos dice que hay que someter a un proceso de análisis y síntesis aquellos conocimientos que no se nos muestren claros y distintos.
20.- Deducir: término que adquiere un significado especial e importante dentro de la metodología cartesiana. Tras una evolución personal que lo llevaría a abandonar un modelo renacentista y pasando por su proyecto de la “Mathesis Universalis”, Descartes propondría como método científico el ya conocido método Hipotético-Deductivo. Éste, junto con el otro famoso método cartesiano, propuesto en la segunda parte de su obra “Discurso del Método”, que ninguna relación mantiene con el anterior, comparten, sin embargo, un elemento que los caracterizará: su naturaleza deductiva. La veracidad de nuestro conocimiento se fundamentará en el correcto uso del tribunal de la razón que se someterá a una cadena deductiva de razonamientos por los cuales obtendremos la validez de nuevos conocimientos a partir de otros ya conocidos o bien de otros que inicialmente se muestran dudosos.
21.- Imaginación: facultad que en el sistema cartesiano está asociada a la elaboración de un determinado tipo de conocimientos: las ideas facticias, entendidas como aquellas ideas, aquellos conocimientos que elaborados por medio de la imaginación y tomando como base las ideas adventicias, nutren a la mente de un conocimiento que en todo caso resulta dudoso.
22.- Sentidos: término con el que se designa el modo primigenio a través del cual el hombre adquiere un conocimiento o conjunto de ideas, que nacen de sus múltiples sensaciones y que son identificadas por el autor como ideas adventicias. Tales ideas son dudosas y carentes de validez en tanto que no se muestran de forma clara y distinta, pero que sin embargo, y rompiendo un tópico muy racionalista, dicha información no tiene por que ser abandonada: sólo deberá ser sometida al tribunal de la razón como único depositario de la garantía de la validez de nuestros conocimientos.
23.- Paralogismos: término usado por Descartes en un momento de su proceso dubitativo metódico y que sirve para poner de manifiesto la omnipotencia de la razón, al afirmar que los errores de esta en sus demostraciones son sólo producidos por el engaño que ésta sufre de manos de algún geniecillo maligno que utiliza y gasta toda su industria e ingenio en hacer que la razón tome por verdadero aquel razonamiento que es falso y viceversa. En ese sentido, por paralogismo podríamos entender aquel razonamiento que aparentemente resulta verdadero cuando no lo es.
24.- Pensar: término con el que se identifica la esencia o atributo personal de aquella sustancia finita que para existir sólo necesita del concurso ordinario de Dios y que nuestro autor identifica con términos como alma, razón o espíritu.
25.- Falso: término cartesiano que usamos para identificar la cualidad que poseen determinados conocimientos e ideas que no se presentan de forma clara y distinta, y que habitualmente quedan relacionados con las ideas adventicias y facticias.
26.- Escépticos: término con el que se hace referencia histórica a uno de los movimientos filosóficos aparecidos en la filosofía helénica. Inaugurado el movimiento por Pirrón de Elis, los escépticos, en busca de la felicidad y entendida ésta como ataraxia (imperturbabilidad de ánimo) usaban la epojè (suspensión del juicio sobre algo o ejercicio de la duda) sobre todo aquello que les causara la más mínima perturbación anímica. Así el ejercicio de la duda se convertía en algo constante pero con ciertas connotaciones destructivas, en la medida en que se renunciaba a una búsqueda de aquello que perturbaba precisamente por su desconocimiento. Aunque en Descartes, está presente dicho ejercicio dubitativo, éste se manifiesta de forma contraria al movimiento escéptico: lejos de renunciar a lo desconocido, él se adentra en ello con el fin de transformarlo en conocimiento verdadero. Así, la metodología cartesiana es escéptica pero de forma únicamente provisional.
27.- Sustancia: término de naturaleza metafísica que en el sistema cartesiano adquiere un significado distinto del tradicional. La sustancia cartesiana puede entenderse como una transformación o alteración conceptual de sistema metafísico-teológico tradicional heredado de la Escolástica: es decir, la creencia en una única substancia (Dios) que crea a las restantes criaturas divinas o seres contingentes. La necesidad del primero contrastaría con la contingencia del segundo grupo. Por su parte, Descartes, aceptaría la definición tradicional de Sustancia infinita (Dios) como aquel ser que para existir sólo necesitad de sí mismo. Sin embargo, a los seres contingentes les proporcionaría la categoría de sustancia, aunque fuera de una forma finita y entendiéndola como aquel ser cuya existencia necesita del concurso y participación ordinaria de Dios. Aquí se encontrarían el cuerpo y el alma. Es con este término con el que Descartes lleva a cabo no sólo la Fundamentación metafísica de su propio método científico, sino también la defensa de una determinada visión mecanicista del universo reducible a tres tipos de entes: Dios, el pensamiento y la materia.
28.- Cuerpo: término referido a una de las dos sustancias finitas usadas por Descartes para la Fundamentación metafísica de su método científico y para la defensa de una determinada visión mecanicista de la realidad centrada sólo en la existencia de tres tipos de entidades: Dios, el pensamiento y la materia. Materia que en el caso de su visión antropológica (visión sobre la naturaleza y estructura del ser humano) quedaría identificada con el cuerpo, caracterizado éste por su esencia (la extensión) y por sus modos o manifestaciones parciales de dicha esencia, siendo una de ellas fundamental para entender la realidad física: el movimiento. Un cuerpo donde inevitablemente estaría alojada el alma en una supuesta glándula que posteriormente la Medicina nos ha dado a conocer como “glándula pineal”.
29.- Omniperfecto: término que designa una de las cualidades inherentes a aquella substancia infinita que para existir sólo necesita de sí misma y que es la causa primera e incausada de las dos restantes sustancias finitas (alma y cuerpo). Cualidad a la que inductivamente Descartes llega basándose en las perfecciones que de modo limitado se presentan en el hombre. Dad su naturaleza contingente, tales perfecciones no pueden venir del mismo hombre, sino más bien de aquel foco de perfecciones que en ningún momento podrían darse de forma limitada: Dios.
30.- “Idea de un ser más perfecto”: expresión con la que Descartes hace referencia a una de las ideas innatas, claras y distintas que la razón posee y a la que la misma razón cartesiana ha llegado deductivamente partiendo de la primera certeza metafísica que se le presenta de forma intuitiva, clara y distinta: su existencia como una sustancia pensante. Precisamente, la duda y por tanto el error son propios en la naturaleza del conocimiento humano. En ese sentido, aquel conocimiento verdadero e indubitable que poseemos no procede de nosotros, sino que más bien es garantizado por otro. Por aquel en cuyo pensamiento no existe el error: Dios. Así, de la conciencia de error como atributo del pensamiento humano, Descartes llegara a afirmar otra certeza metafísica: la necesidad de la existencia de Dios. Una existencia que el propio Descartes argumentará al modo medieval usando los argumentos de S. Agustín, Sto. Tomás y S. Anselmo. En concreto esta expresión hace referencia al argumento del último usado por Descartes para tal fin.
31.- Ideas: término cartesiano muy relacionado con aquellas certezas metafísicas que sustentarían su particular visión de la realidad así como con los contenidos y actos mentales que la razón humana puede albergar. En lo referente al primer caso, hablaríamos de aquellas tres ideas innatas (Dios, alma y cuerpo). En el segundo, hablaríamos de aquellos actos mentales por medio de los cuales opera el pensamiento, siendo todos los actos e ideas iguales. En cuanto, a las ideas como contenidos mentales, éstos diferirán en función de su origen: ideas adventicias (sentidos), facticias (imaginación) e innatas (razón)
32.- “Ideas de Dios y alma”: expresión cartesiana con la que se nos pone en contacto con las ideas innatas de la substancia infinita (Dios) y una de las substancias finitas (alma). Estas ideas debe ser consideradas como las dos primeras certezas metafísicas obtenidas por Descartes y que junto con la tercera (la existencia de la materia) formarían su sistema metafísico que nos proporcionaría una visión mecánica de la realidad física totalmente compatible con la libertad, el pensamiento y Dios.
33.- Certeza metafísica: expresión cartesiana que hace referencia a aquellos principios evidentes, verdaderos y ciertos, que siendo claros y distintos nos proporcionan un esquema sustancial que nos permite interpretar la realidad como una realidad física caracterizada por el extensión y el movimiento compatible con el pensamiento y la libertad ajena e independiente de la materia y un Dios Omniperfecto e infinitamente bondadoso. Con tales certezas, descubiertas deductivamente a partir de la primera intuición (“cogito, ergo sum”) nos referiríamos a la famosa teoría cartesiana de la realidad y de sus tres substancias.
2.- Precipitación: término con el que Descartes alude a uno de los dos errores cometidos habitualmente por algunos ingenios y que son corregidos con la aplicación rigurosa y metódica de las reglas que Descartes expone en la segunda parte de su obra “Discurso del método”.
3.- Prevención = Precipitación
4.- Conocimiento cierto: expresión cartesiana que hace referencia a aquel conocimiento humano evidente y verdadero caracterizado por su claridad y distinción. Un conocimiento tal que para Descartes nunca podría proceder de los sentidos y sí de la razón, que se convertiría así en el Tribunal capaz de garantizar la veracidad de nuestros conocimientos cuando operara deductiva y metódicamente, quedando en última instancia siempre garantizada por la bondad infinita de Dios.
5.- Verdadero método: expresión que Descartes utiliza para caracterizar aquel método de naturaleza deductiva que él propone en la segunda parte de su obra “Discurso del método” y que siendo una opción personal, usándolo adecuadamente evitaría la prevención y la precipitación, asegurándonos así la certeza indubitable de los conocimientos adquiridos.
6.- Clara y distintamente: expresión fundamental en el planteamiento epistemológico cartesiano con el que el autor hace referencia a aquellas dos cualidades necesarias para que nuestras ideas y conocimientos sean verdaderos. La claridad la entendería como aquella cualidad inherente a una idea cuando ésta se presente a una mente atenta sin dificultad alguna. Por su parte, la distinción se refiere a la necesidad de que tal idea se muestre a nuestra mente de modo diferente a otras evitando así cualquier confusión.
7.- Espíritu: término cartesiano con el que se designa aquella sustancia finita que sólo existe por el concurso ordinario de Dios, de naturaleza contingente y cuya esencia o naturaleza sólo reside en pensar. Nos referimos a la sustancia pensante o “res cogitans”, identificada por el áureo habitualmente por los términos alma, yo y razón.
8.- Razón = Espíritu
9.- Verdaderos (según el contenido del texto): cualidad de aquellos conocimientos o ideas que son ciertos y evidentes, pero donde deberíamos tener en cuenta dónde reside el fundamento u origen de la veracidad de tales conocimientos. Podríamos hablar, en primer lugar, de la tradición o podríamos hablar igualmente, en segundo lugar, del planteamiento cartesiano, en cuyo caso, tal veracidad se fundamentaría en la claridad y distinción de esos conocimientos.
10.- Opiniones: término con el que designa aquel conjunto de conocimientos e ideas carentes de validez, certeza y veracidad, que tienen su origen en el sentido común, en el uso de los sentidos no juzgados por el tribunal de la razón.
11.- Ciencias: término con el que el autor designa aquellas disciplinas que por aquella época, tradicionalmente, se consideraban paradigmas del conocimiento científico: las matemáticas y lógica. Ciencias cuyo conocimiento obtendría Descartes a raíz de su formación altamente escolástica en los años de permanencia en el colegio jesuita de la Flechè.
12.- Lógica, Álgebra y Geometría: ciencias o modelos paradigmáticos de conocimiento científico que contribuirían a la elaboración cartesiana de aquel método que nos asegurara fundamentar deductivamente la veracidad de nuestro conocimiento.
13.- Entendimiento = ingenio = (Razón, Espíritu y Alma). En este caso concreto, se añadiría los siguiente: término con el que concretamente el autor expresa la facultad de pensar (ya sea deductivamente como intuitivamente) de tal sustancia.
14.- Evidentemente = Clara y distintamente = Certeza = Verdadero
15.- Conocimiento verdadero = Conocimiento cierto = Indudable = Conocimiento = Conocer
16.- Yo /”Yo era” = Sustancia pensante = Espíritu
17.- Esencia = Ser = Naturaleza: término y expresión cartesiana con la que se designa el atributo principal que caracteriza a cada sustancia, proporcionándole no sólo aquello por lo cual esa sustancia es lo que es y distinta del resto de las sustancias, sino que al mismo tiempo, en su conocimiento reside la veracidad del mismo sobre tal sustancia. Serían tales esencias las que nos permitirían distinguir las dos sustancias afirmadas por Descartes: la substancia infinita (Dios) y las substancias finitas (alma y cuerpo).
18.- “Mí ser”: expresión cartesiana con la que el autor nos acerca al momento culmen en el cual el propio Descartes intuitivamente accede al principio de su filosofía: al conocimiento verdadero y evidente de su existencia como sujeto cuya naturaleza sólo reside en el hecho de pensar. En este sentido, con esta expresión nos acercamos al atributo de la “res cogitans” (el pensamiento) y en segundo lugar, como el propio Descartes afirmaría, al criterio de certeza de todos sus conocimientos: a saber, la claridad y distinción con la que ese dato intuitivo se le ha mostrado a su atento ingenio.
19.- Duda = Dudar: término fundamental en el planteamiento filosófico cartesiano y que tiene cabida en aquel método propuesto y adoptado por el autor como opción personal que se detalla en la segunda parte de su obra “Discurso el método”. Con la duda, no sólo nos podemos referir a aquella manifestación o modificación del pensamiento como atributo principal o esencia de la sustancia pensante, sino igualmente al acto racional que debe ser llevado a cabo en la primera fase de la aplicación del método antes citado con la intención de conseguir nuevos conocimientos deductivamente ciertos. Tal acto dubitativo se encuentra en la regla de la evidencia, donde se nos dice que hay que someter a un proceso de análisis y síntesis aquellos conocimientos que no se nos muestren claros y distintos.
20.- Deducir: término que adquiere un significado especial e importante dentro de la metodología cartesiana. Tras una evolución personal que lo llevaría a abandonar un modelo renacentista y pasando por su proyecto de la “Mathesis Universalis”, Descartes propondría como método científico el ya conocido método Hipotético-Deductivo. Éste, junto con el otro famoso método cartesiano, propuesto en la segunda parte de su obra “Discurso del Método”, que ninguna relación mantiene con el anterior, comparten, sin embargo, un elemento que los caracterizará: su naturaleza deductiva. La veracidad de nuestro conocimiento se fundamentará en el correcto uso del tribunal de la razón que se someterá a una cadena deductiva de razonamientos por los cuales obtendremos la validez de nuevos conocimientos a partir de otros ya conocidos o bien de otros que inicialmente se muestran dudosos.
21.- Imaginación: facultad que en el sistema cartesiano está asociada a la elaboración de un determinado tipo de conocimientos: las ideas facticias, entendidas como aquellas ideas, aquellos conocimientos que elaborados por medio de la imaginación y tomando como base las ideas adventicias, nutren a la mente de un conocimiento que en todo caso resulta dudoso.
22.- Sentidos: término con el que se designa el modo primigenio a través del cual el hombre adquiere un conocimiento o conjunto de ideas, que nacen de sus múltiples sensaciones y que son identificadas por el autor como ideas adventicias. Tales ideas son dudosas y carentes de validez en tanto que no se muestran de forma clara y distinta, pero que sin embargo, y rompiendo un tópico muy racionalista, dicha información no tiene por que ser abandonada: sólo deberá ser sometida al tribunal de la razón como único depositario de la garantía de la validez de nuestros conocimientos.
23.- Paralogismos: término usado por Descartes en un momento de su proceso dubitativo metódico y que sirve para poner de manifiesto la omnipotencia de la razón, al afirmar que los errores de esta en sus demostraciones son sólo producidos por el engaño que ésta sufre de manos de algún geniecillo maligno que utiliza y gasta toda su industria e ingenio en hacer que la razón tome por verdadero aquel razonamiento que es falso y viceversa. En ese sentido, por paralogismo podríamos entender aquel razonamiento que aparentemente resulta verdadero cuando no lo es.
24.- Pensar: término con el que se identifica la esencia o atributo personal de aquella sustancia finita que para existir sólo necesita del concurso ordinario de Dios y que nuestro autor identifica con términos como alma, razón o espíritu.
25.- Falso: término cartesiano que usamos para identificar la cualidad que poseen determinados conocimientos e ideas que no se presentan de forma clara y distinta, y que habitualmente quedan relacionados con las ideas adventicias y facticias.
26.- Escépticos: término con el que se hace referencia histórica a uno de los movimientos filosóficos aparecidos en la filosofía helénica. Inaugurado el movimiento por Pirrón de Elis, los escépticos, en busca de la felicidad y entendida ésta como ataraxia (imperturbabilidad de ánimo) usaban la epojè (suspensión del juicio sobre algo o ejercicio de la duda) sobre todo aquello que les causara la más mínima perturbación anímica. Así el ejercicio de la duda se convertía en algo constante pero con ciertas connotaciones destructivas, en la medida en que se renunciaba a una búsqueda de aquello que perturbaba precisamente por su desconocimiento. Aunque en Descartes, está presente dicho ejercicio dubitativo, éste se manifiesta de forma contraria al movimiento escéptico: lejos de renunciar a lo desconocido, él se adentra en ello con el fin de transformarlo en conocimiento verdadero. Así, la metodología cartesiana es escéptica pero de forma únicamente provisional.
27.- Sustancia: término de naturaleza metafísica que en el sistema cartesiano adquiere un significado distinto del tradicional. La sustancia cartesiana puede entenderse como una transformación o alteración conceptual de sistema metafísico-teológico tradicional heredado de la Escolástica: es decir, la creencia en una única substancia (Dios) que crea a las restantes criaturas divinas o seres contingentes. La necesidad del primero contrastaría con la contingencia del segundo grupo. Por su parte, Descartes, aceptaría la definición tradicional de Sustancia infinita (Dios) como aquel ser que para existir sólo necesitad de sí mismo. Sin embargo, a los seres contingentes les proporcionaría la categoría de sustancia, aunque fuera de una forma finita y entendiéndola como aquel ser cuya existencia necesita del concurso y participación ordinaria de Dios. Aquí se encontrarían el cuerpo y el alma. Es con este término con el que Descartes lleva a cabo no sólo la Fundamentación metafísica de su propio método científico, sino también la defensa de una determinada visión mecanicista del universo reducible a tres tipos de entes: Dios, el pensamiento y la materia.
28.- Cuerpo: término referido a una de las dos sustancias finitas usadas por Descartes para la Fundamentación metafísica de su método científico y para la defensa de una determinada visión mecanicista de la realidad centrada sólo en la existencia de tres tipos de entidades: Dios, el pensamiento y la materia. Materia que en el caso de su visión antropológica (visión sobre la naturaleza y estructura del ser humano) quedaría identificada con el cuerpo, caracterizado éste por su esencia (la extensión) y por sus modos o manifestaciones parciales de dicha esencia, siendo una de ellas fundamental para entender la realidad física: el movimiento. Un cuerpo donde inevitablemente estaría alojada el alma en una supuesta glándula que posteriormente la Medicina nos ha dado a conocer como “glándula pineal”.
29.- Omniperfecto: término que designa una de las cualidades inherentes a aquella substancia infinita que para existir sólo necesita de sí misma y que es la causa primera e incausada de las dos restantes sustancias finitas (alma y cuerpo). Cualidad a la que inductivamente Descartes llega basándose en las perfecciones que de modo limitado se presentan en el hombre. Dad su naturaleza contingente, tales perfecciones no pueden venir del mismo hombre, sino más bien de aquel foco de perfecciones que en ningún momento podrían darse de forma limitada: Dios.
30.- “Idea de un ser más perfecto”: expresión con la que Descartes hace referencia a una de las ideas innatas, claras y distintas que la razón posee y a la que la misma razón cartesiana ha llegado deductivamente partiendo de la primera certeza metafísica que se le presenta de forma intuitiva, clara y distinta: su existencia como una sustancia pensante. Precisamente, la duda y por tanto el error son propios en la naturaleza del conocimiento humano. En ese sentido, aquel conocimiento verdadero e indubitable que poseemos no procede de nosotros, sino que más bien es garantizado por otro. Por aquel en cuyo pensamiento no existe el error: Dios. Así, de la conciencia de error como atributo del pensamiento humano, Descartes llegara a afirmar otra certeza metafísica: la necesidad de la existencia de Dios. Una existencia que el propio Descartes argumentará al modo medieval usando los argumentos de S. Agustín, Sto. Tomás y S. Anselmo. En concreto esta expresión hace referencia al argumento del último usado por Descartes para tal fin.
31.- Ideas: término cartesiano muy relacionado con aquellas certezas metafísicas que sustentarían su particular visión de la realidad así como con los contenidos y actos mentales que la razón humana puede albergar. En lo referente al primer caso, hablaríamos de aquellas tres ideas innatas (Dios, alma y cuerpo). En el segundo, hablaríamos de aquellos actos mentales por medio de los cuales opera el pensamiento, siendo todos los actos e ideas iguales. En cuanto, a las ideas como contenidos mentales, éstos diferirán en función de su origen: ideas adventicias (sentidos), facticias (imaginación) e innatas (razón)
32.- “Ideas de Dios y alma”: expresión cartesiana con la que se nos pone en contacto con las ideas innatas de la substancia infinita (Dios) y una de las substancias finitas (alma). Estas ideas debe ser consideradas como las dos primeras certezas metafísicas obtenidas por Descartes y que junto con la tercera (la existencia de la materia) formarían su sistema metafísico que nos proporcionaría una visión mecánica de la realidad física totalmente compatible con la libertad, el pensamiento y Dios.
33.- Certeza metafísica: expresión cartesiana que hace referencia a aquellos principios evidentes, verdaderos y ciertos, que siendo claros y distintos nos proporcionan un esquema sustancial que nos permite interpretar la realidad como una realidad física caracterizada por el extensión y el movimiento compatible con el pensamiento y la libertad ajena e independiente de la materia y un Dios Omniperfecto e infinitamente bondadoso. Con tales certezas, descubiertas deductivamente a partir de la primera intuición (“cogito, ergo sum”) nos referiríamos a la famosa teoría cartesiana de la realidad y de sus tres substancias.
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