Hola a todos, aquí os dejo la filosofía del martillo al completo que Nietzsche creó, cuyo principal objetivo era desmantelar toda la teoría anterior con el Nihilismo pasivo, y crear una nueva filosofía, con el nihilismo activo.
Aquí os dejo un enlace de los contextos:
http://principiodeuncomienzo.blogspot.com.es/2016/04/nietzsche-contexto-historico-filosofico.html
Aquí os dejo el texto de Nietzsche y señalado en otro color, el fragmento que analizaremos como ejemplo :
CREPÚSCULO DE LOS ÍDOLOS
Capítulo 3: “La “razón” en la filosofía”
1
¿Me pregunta usted qué cosas son idiosincrasia en los filósofos?...(1) Por ejemplo, su falta de sentido histórico, su odio a la noción misma de devenir, su egipticismo. Los filósofos creen otorgar un honor a una cosa cuando la deshistorizan, sub specie aeterni (desde la perspectiva de lo eterno), - cuando hacen de ella una momia. Todo lo que los filósofos han venido manejando desde hace milenios fueron momias conceptuales, de sus manos no salió vivo nada real. Matan, rellenan de paja, esos señores idólatras de los conceptos, cuando adoran, - se vuelven mortalmente peligrosos para todo cuando adoran (2). La muerte, el cambio, la vejez, así como la procreación y el crecimiento son para ellos objeciones, - incluso refutaciones. Lo que es no deviene; lo que deviene no es… (3)
Ahora bien, todos ellos creen, incluso con desesperación, en lo que es. Mas como no pueden apoderarse de ello, buscan razones de por qué se les retiene. “Tiene que haber una ilusión, un engaño en el hecho de que no percibamos lo que es: ¿dónde se esconde el engañador? – “Lo tenemos, gritan dichosos, ¡es la sensibilidad! Estos sentidos, que también en otros aspectos son tan inmorales, nos engañan acerca del mundo verdadero (4). Moraleja: deshacerse del engaño de los sentidos, del devenir, de la historia (Histoire), de la mentira, - la historia no es más que fe en los sentidos, fe en la mentira. Moraleja: decir no a todo lo que otorga fe a los sentidos, a todo el resto de la humanidad: todo él es “pueblo” (5). ¡Ser filósofo, ser momia, representar el monótono-teísmo con una mímica de sepulturero!(6) - ¡Y, sobre todo, fuera el cuerpo, esa lamentable idée fixe (idea fija) de los sentidos!, ¡sujeto a todos los errores de la lógica que existen, refutado, incluso imposible, aun cuando es lo bastante insolente para comportarse como si fuera real!...” (7)
2
Pongo a un lado, con gran reverencia, el nombre de Heráclito. Mientras que el resto del pueblo de los filósofos rechazaba el testimonio de los sentidos porque éstos mostraban pluralidad y cambio, él rechazó su testimonio porque mostraban las cosas como si tuviesen duración y unidad (8). También Heráclito fue injusto con los sentidos. Estos no mienten ni del modo como creen los eleatas ni del modo como creía él,- no mienten de ninguna manera. Lo que nosotros hacemos de su testimonio, eso es lo que introduce la mentira, por ejemplo la mentira de la unidad, la mentira de la coseidad, de la substancia, de la duración… La “razón” es la causa de que nosotros falseemos el testimonio de los sentidos. Mostrando el devenir, el perecer, el cambio, los sentidos no mienten… (9) Pero Heráclito tendrá eternamente razón al decir que el ser es una ficción vacía. El mundo “aparente” es el único: el “mundo verdadero” no es más que un añadido mentiroso…(10).
3
- ¡Y qué sutiles instrumentos de observación tenemos en nuestros sentidos! Esa nariz, por ejemplo, de la que ningún filósofo ha hablado todavía con veneración y gratitud, es hasta este momento el más delicado de los instrumentos que están a nuestra disposición: es capaz de registrar incluso diferencias mínimas de movimiento que ni siquiera es espectroscopio registra. Hoy nosotros poseemos ciencia exactamente en la medida en que nos hemos decidido a aceptar el testimonio de los sentidos, - en que hemos aprendido a seguir aguzándolos, armándolos, pensándolos hasta el final (11). El resto es un engendro y todavía-no-ciencia: quiero decir, metafísica, teología, psicología, teoría del conocimiento. O ciencia formal, teoría de los signos: como la lógica, y esa lógica aplicada, la matemática. En ellas la realidad no llega a aparecer, ni siquiera como problema; y tampoco como la cuestión de qué valor tiene en general ese convencionalismo de signos que es la lógica (12).-
4
La otra idiosincrasia de los filósofos no es menos peligrosa: consiste en confundir lo último y lo primero. Ponen al comienzo, como comienzo, lo que viene al final - ¡por desgracia!, ¡pues no debería ni siquiera venir! -, los “conceptos supremos”, es decir, los conceptos más generales, los más vacíos, el último humo de la realidad que se evapora (13). Una vez más esto es sólo expresión de su modo de venerar: a lo superior no le es lícito provenir de lo inferior, no le es lícito provenir de la nada… Moraleja: todo lo que es de primer rango tiene que ser causa sui (causa de sí mismo). El hecho de proceder de algo distinto es considerado como una objeción, como algo que pone en entredicho el valor. Todos los valores supremos son de primer rango, ninguno de los conceptos supremos, lo existente, lo incondicionado, lo bueno, lo verdadero, lo perfecto – ninguno de ellos puede haber devenido, por consiguiente tiene que ser causa sui. Mas ninguna de esas cosas puede ser tampoco desigual una de otra, no puede estar en contradicción consigo misma… Con esto tienen los filósofos su estupendo concepto “Dios”… Lo último, lo más tenue, lo más vacío es puesto como lo primero, como causa en sí, como ens realissimum (ente realísimo)… (14). ¡Que la humanidad haya tenido que tomar en serio las dolencias cerebrales de unos enfermos tejedores de telarañas! - ¡Y lo ha pagado caro!... (15)
5
Contrapongamos a esto, por fin, el modo tan distinto como nosotros (-digo nosotros por cortesía (16)) vemos el problema del error y de la apariencia. En otro tiempo se tomaba la modificación, el cambio, el devenir en general como prueba de apariencia, como signo de que ahí tiene que haber algo que nos induce a error. Hoy, a la inversa, en la exacta medida en que el prejuicio de la razón nos fuerza a asignar unidad, identidad, duración, sustancia, causa, coseidad, ser, nos vemos en cierto modo cogidos en el error, necesitados al error; aun cuando, basándonos en una verificación rigurosa, dentro de nosotros estemos muy seguros de que es ahí donde está el error (17).
Ocurre con esto lo mismo que con los movimientos de una gran constelación: aquí el error tiene como abogado permanente a nuestro ojo; allí, a nuestro lenguaje (18). Por su génesis el lenguaje pertenece a la época de la forma más rudimentaria de psicología: penetramos en un fetichismo grosero cuando cobramos consciencia de los presupuestos básicos de la metafísica del lenguaje, dicho con claridad: de la razón (19). Ese fetichismo ve en todas partes agentes y acciones: cree que la voluntad es la causa en general; cree en el “yo”, cree que el yo es un ser, que el yo es una sustancia, y proyecta sobre todas las cosas la creencia en la sustancia-yo – así es como crea el concepto “cosa”… El ser es añadido con el pensamiento, es introducido subrepticiamente en todas partes como causa; del concepto “yo” es del que se sigue, como derivado, el concepto “ser”… Al comienzo está ese error grande y funesto de que la voluntad es algo que causa efectos, - de que la voluntad es una facultad… Hoy sabemos que no es más que una palabra… (20).
Mucho más tarde, en un mundo mil veces más ilustrado, llegó a la consciencia de los filósofos, para su sorpresa, la seguridad, la certeza subjetiva en el manejo de las categorías de la razón: ellos sacaron la conclusión de que esas categorías no podían proceder de la empiría, - la empiría entera, decían, está, en efecto, en contradicción con ellas (21). ¿De dónde proceden, pues? – Y tanto en India como en Grecia se cometió el mismo error: “nosotros tenemos que haber habitado ya alguna vez en un mundo más alto (- en lugar de en un mundo mucho más bajo: ¡lo cual habría sido la verdad!), nosotros tenemos que haber sido divinos, ¡pues poseemos la razón! (22)-“. De hecho, hasta ahora nada ha tenido una fuerza persuasiva más ingenua que el error acerca del ser, tal como fue formulado, por ejemplo, por los eleatas: ¡ese error tiene a favor suyo, en efecto, cada palabra, cada frase que pronunciamos! – También los adversarios de los eleatas sucumbieron a la seducción de su concepto de ser: entre otros Demócrito, cuando inventó su átomo… (23). La “razón” en el lenguaje: ¡oh, qué vieja hembra engañadora! Temo que no vamos a desembarazarnos de Dios porque continuamos creyendo en la gramática… (24).
6
Se me estará agradecido si condenso un conocimiento tan esencial, tan nuevo, en cuatro tesis: así facilito la comprensión, así provoco la contradicción (25).
Primera tesis. Las razones por las que “este” mundo ha sido calificado de aparente fundamentan, antes bien, su realidad, - otra especie distinta de realidad es absolutamente indemostrable (26).
Segunda tesis. Los signos distintivos que han sido asignados al “ser verdadero” de las cosas son los signos distintivos del no-ser, de la nada, - poniéndolo en contradicción con el mundo real es como se ha construido el “mundo verdadero”: un mundo aparente de hecho, en cuanto es meramente una ilusión óptico-moral (27).
Tercera tesis. Inventar fábulas acerca de “otro” mundo distinto de éste no tiene sentido, presuponiendo que en nosotros no domine un instinto de calumnia, de empequeñecimiento, de recelo frente a la vida: en este último caso tomamos venganza de la vida con la fastamagoría de “otra” vida distinta de ésta, “mejor” que ésta (28).
Cuarta tesis. Dividir el mundo en un mundo “verdadero” y en un mundo “aparente”, ya sea al modo del cristianismo, ya sea al modo de Kant (en última instancia, un cristiano alevoso (29)), es únicamente una sugestión de la décadence, - un síntoma de vida descendente… El hecho de que el artista estime más la apariencia que la realidad no constituye una objeción contra esta tesis. Pues la “apariencia” significa aquí la realidad una vez más, sólo que seleccionada, reforzada, corregida… El artista trágico no es un pesimista, - dice precisamente sí incluso a todo lo problemático y terrible, es dionisiaco…(30.
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2. a) Vocabulario :
Comencemos con el Nihilismo Pasivo , o negativo, que corresponde a la pregunta 2.b) del examen de selectividad de Historia de la Filosofía.
[Siempre, me expondrán un fragmento del nihilismo pasivo ( EL CREPUSCULO DE LOS IDOLOS), por lo tanto, debo averiguar de que parte del Nihilismo pasivo abarca y comenzar a explicarlo]
- Este fragmento pertenece al libro EL CREPUSCULO DE LOS IDOLOS . Concretamente, en esta parte se expone la critica de Nietzsche hacia (colocaremos el nihilismo pasivo ,y concretamente la parte que critica, en este caso, de la metafísica como ejemplo ) la metafísica, en concreto de la creación de dos mundos o dualismo ontológico. Esta parte hace referencia a las cuatro tesis finales, en donde se plantea la critica a la filosofía tradicional y lo que esta defiende. Para Nietzsche, el hecho de que se crea en la existencia de otro mundo, el verdadero e inmutable, muestra el miedo del hombre al mundo real y cambiante. La filosofía de Nietzsche supondrá un enfrentamiento con buena parte de la filosofía tradicional occidental.
Para entender el por qué de este choque entre ambas posturas, se ha de explicar con anterioridad la concepción de lo Apolo y lo Dionisio.
Entendemos como Apolo, a todo aquello que simboliza el principio de individualización, la limitación racional, siendo lo Dionisio, todo aquello que representa la fuerza de vivir y de los instintos vitales e irracionales. Ambos espíritus se reflejan en el arte de distinta forma y se conoce que convivían en equilibrio para que el hombre pudiera sacar fuerzas para afrontar el sufrimiento que suponía vivir y la existencia misma, siendo necesario aceptar la vida comunitaria ( Dionisio ) y la vida individualizada ( apolo). A la primera dimensión, que inclinaba a los individuos a dejarse llevar por la vida común perdiendo su individualidad, se conoce como INSTINTO DIONISIACO, y a la dimensión que aceptada la vida individual , la llamó INSTINTO APOLINEO.
En este libro, Nietzsche denuncia el fin del equilibrio dionisiaco-apolíneo a causa de unos factores que producirán la decadencia del hombre y la cultura occidental al darle prioridad al instinto apolíneo.
La critica de la metafísica de Nietzsche se opone al dualismo ontológico, siendo este un fiel reflejo del dualismo platónico, diferenciándose este mundo sensible e imperfecto, y otro mundo suprasensible y perfecto, quedándose a su vez la realidad dividida en dos : una realidad suprasensible, estática e imperecedera, frente a una realidad cambiante, sensible ,etc, que es despreciada. Frente a este esquema ontológico, nuestro filosofo expondrá las siguientes objeciones :
- La infravaloración de la realidad sensible se debe a su mutabilidad. El hecho de que la razón función con categorías inmutables muestra la inadecuación de la razón para conocer el mundo sensible.
- el mundo suprasensible no es mas que una ilusión creada como negación del mundo sensible.
-Recurrir a este mundo suprasensible es interpretado como antivital, una negación de la visa o venganza contra la naturaleza, propia de espíritus ruines, incapaces de aceptar un destino trágico. Nietzsche afirma que esta situación se da a casusa de las teorías de Sócrates y Platón, catalogándolos como los grandes corruptores de la filosofía, ya que al introducir la dialéctica y la racionalidad como únicos caminos hacia la virtud rechazaron el instinto dionisiaco, considerando que el espíritu apolíneo era el único propio de los seres humanos. Crearon el concepto de hombre ''bueno'' y ''justo'', que se desvinculaba de sus pasiones e instintos.
Para Nietzsche, Sócrates perverso la época , a causa del surgimiento del bien y el espíritu puro que desvalorizaron este mundo, favoreciendo la aparición del espíritu decadente , del temor a los instintos, del odio y del miedo a la vida. Además Platón defendía que el desarrollo de la dialéctica nos aproximaba al mundo de las ideas, rechazando el mundo sensible y cambiante, que para él era falso y para Nietzsche el verdadero. Este recupera el pensamiento de Heráclito, de que el mundo ''aparente'' es el real. A causa del platonismo, se produjo una inversión de los valores morales que nacieron en el mundo griego, cosa que se acentuó con la influencia de la religión judeocristiana. En un principio, los aristócratas se regían por la moral de los señores, que aman la tierra y que despreciaban al mundo suprasensible, diciéndole si a la vida. Pero con la aparición del judaísmo y el cristianismo, se produjo una inversión de los valores, impulsándose la moral de los esclavos, y pasando a ser lo que antes era bueno, malo , y viceversa. Nietzsche llamó señores a los que buscan su voluntad de poder por encima de todo, sin mirar a los demás. Este es el principio básico de la realidad a partir de la cual se desarrollan todos los seres vivos. Es la fuerza primordial que busca mantenerse en el ser. La moral de los cristianos renunciaba a ser señores, siendo esclavos imposibilitados para ser señores, y siendo lo bueno para el cristianismo lo malo para la vida, ya que este renunciaba a los instintos poderosos y a tener voluntad de poder. Por lo tanto, para Nietzsche era necesario elevarse más allá de todo juicio moral, siendo la moral para este una ficción que propiciaba la disminución de las fuerzas vitales y creativas.
Otra de las criticas que realizó sobre esta filosofía tradicional fue sobre el concepto de verdad y el lenguaje, afirmando que las palabras son solo reproducciones fonéticas de impulsos nerviosos. El lenguaje muestra la relación de las cosas con los hombres, siendo lo que consideramos verdad un conjunto de metáforas, por lo tanto, no existe la verdad, ya que esta es un concepto inventado por lo filósofos temerosos del mundo que ansían llegar al mundo del ser estático en el que reside esta verdad. El hombre solo puede escapar de esta mentira del lenguaje olvidándose de si mismo y convirtiéndose en el hombre estético que desarrolla su creatividad artística .
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