sábado, 23 de junio de 2018

Relato. CARTA FATAL. Inspirado en un sueño. (2 parte)

Al entrar en aquel lugar, Andrea se percató que olía un poco diferente al resto de veces que había ido. No sabía muy bien ponerle un nombre a ese aroma, pero le recordaba al sabor de un té que tomaba cuando era pequeña.

Gina, empezó a saludar a todo al que veía, agarrando de la mano a nuestra protagonista, la cual no era tan extrovertida. Tras pasar un cuarto de hora de saludos intensos, llegaron a la barra. Era difícil ver con tanto humo, que cada vez se tornaba más rosado. Tonny las estaba esperando con una gran sonrisa.

- Hola chicas, ¿un día movidito?
-¡Hola Tonny!, aqui estamos, que Andrea no quería entrar para no verte la cara.

- Genial, pensó Andrea. Hola Tonny.
- Hola Serp, ¿tan mal te caigo para no venir a darme dos besos?

- Tsh, demasiado incompatible para mi. Deja de llamarme de esa forma, no vaya a ser que te envenene la copa.

Tonny, era un chico del sur, de tez morena y ojos asombrosamente azules, y que menos, era descendiente de la estirpe acuática de Los Emperadores del Agua, que siglos atrás, habían sido los guardianes de la Antártida. Sin embargo, ellos tampoco se libraron de la oscuridad que no solo sacudió al mundo terrestre, sino a todos los existentes.

Tras una charla tensa entre el trio, llegó Lukas, el hermano pequeño de Gina. Lukas, era un chico realmente opuesto a su hermana. Nada extrovertido, con el pelo completamente gris y unos ojos marrones oscuros. Era más alto que los tres amigos, y eso ya era decir, puesto que Tonny tenia una estatura considerable. Su poder, era más que particular. Poseía las habilidades de los Fénix de la antigüedad. Al sentirse más debilitado, resurgía de sus cenizas tras causar un gran incendio con la magia que desbordaba por cada poro de su cuerpo. Sin embargo, aun era demasiado joven para controlar completamente este poder, y la fuerza que adquiría.

- Gina, tenemos que hablar.
- Hey hermanito ¿Qué pasa, no piensas saludar a mis amigos?
- Hola chicos.
- Hola Luk. Tonny se levantó de un salto para abrazarlo, confianza que a Lukas nunca le había gustado.
- Hola Lukas. Andrea le extendió la mano, asentando con la cabeza ambos.
- Dime Lukas, ¿qué te ocurre?
- ¿No lo has notado? El aroma de este sitio no es el de siempre. Estoy preocupado.
-  Yo no he notado nada, la verdad ¿Y vosotros?

Tonny negó con la cabeza, mientras que Andrea tomaba un sorbo del vaso que sostenía.
- Llevo notándolo desde que hemos entrado, pero no he querido darle mucha importancia.
- En la situación en la que estamos todo tiene importancia, Andrea. Criticó Lukas sin cambiar su expresión seria.
- Va chicos, no os preocupéis. Dijo Gina. Estamos en un lugar totalmente protegido, es imposible que pase nada aqui.
- Lo que tú digas, hermana, pero yo no me voy a quedar para averiguarlo. Adiós.

A la par que Lukas se marchaba, Andrea se incorporaba en pie, alejándose de ambos para ir al baño a echarse agua en la cara. Estaba un poco mareada ¿Sería el alcohol?. Al llegar, realizó la misma función que en la fuente de su casa, y el agua comenzó a brotar. Tras mojarse las manos y la nuca, comprobó que no estaba sola en ese pequeño habitáculo. Miró a su alrededor y vio a una chica de pequeña estatura y aspecto infantil justo en una esquina del baño. Ambas, se miraron con frialdad y a la vez mucha curiosidad. Andrea sentía, que los ojos de esa chica le querían decir algo. ¿Quién era esa persona?. En ese momento, las velas que alumbraban el lugar se apagaron como si una pequeña ventisca estuviera aconteciendo allí adentro, y al volver a encenderla, ya no estaba aquella muchacha.

Andrea salió corriendo para seguirle la pista, pero era imposible ver más allá de diez pasos, ya que el humo cada vez era más espeso. Andando ya más calmada, se acercaba a ese lugar de la barra que tan bien conocía y antes de poder ser visible para sus amigos, notó que alguien le tocaba el hombro. Tras girarse, reconoció perfectamente esa cabellera y esa larga barba blanca tan característica, pero no comprendía como podía estar justo delante de ella. Sin pestañear, preguntó en voz baja:
-¿Papá?

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